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Comunidades restablecidas

El retorno de los jesuitas fue saludado por sus amigos con grandes muestras de aprecio, en escritos o sermones laudatorios, que parecían querer borrar las calumnias del pasado.

Durante la primera restauración de la Compañía en España (1815-1820), los jesuitas se establecieron en dieciséis comunidades. Se instalaron, con permiso de la Junta de Restablecimiento, en algunos de los antiguos edificios. Formaron comunidades en casi todas las regiones; tres casas en Andalucía (Sevilla, Cádiz y Trigueros), dos casas en Madrid (Colegio Imperial y Noviciado), en Cataluña (Manresa y Tortosa), en Valencia (Colegio y Seminario de nobles) y en País Vasco (Loyola y Oñate). Y una casa en Castilla y León (Villagarcía), Aragón (Graus), Baleares (colegio Montesión de Palma), Murcia y Extremadura (Badajoz).

En México les devolvieron tres colegios en la ciudad (San Ildefonso, San Pedro y San Pablo y San Gregorio), uno en Puebla de los Ángeles y otro en Durango.

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El Colegio Imperial de Madrid era el más el colegio más completo, pues concentraba todos los estudios: cinco años de Humanidades, tres de Filosofía y Ciencias, estudios de Teología y otras disciplinas.

Una muestra de sus ideales pedagógicos son los discursos inaugurales de los padres Roca y Montemayor de los años 1816 y 1827. El aprovechamiento de los alumnos aparece en la variedad de los ejercicios escolares de los exámenes (1828), y  las piezas poéticas recitadas por dos alumnos en la distribución de premios (1832). Estas piezas corresponden a la segunda restauración de la Compañía en España (1823-1835), que recibió un duro golpe en el tumulto del 17 de julio de 1834.

Uno de los instrumentos formativos de los colegios era la Congregación Mariana, de la que se ofrece una impresión de sus reglas.