El Quijote
La Biblioteca ha realizado una selección escogida del fondo cervantino que muestra algunos de los Quijotes más representativos por su rareza, antigüedad u otra característica de especial relevancia. Destacar la edición contrahecha de 1668; los editados por Joaquín Ibarra o Gabriel de Sancha en el siglo XVIII; los ilustrados por Antonio Carnicero, Gustavo Doré entre otros; los comentados por Juan Antonio Pellicer o Eugenio Hartzenbusch, como el de Argamasilla de Alba y el facsímil de Francisco López Fabra; los publicados en 1905, con motivo del III Centenario de la primera edición de la Primera parte del Quijote; o los traducidos a otras lenguas. Para la selección y comentario bibliográfico, se ha contado entre otras obras con el Catálogo de la Exposición celebrada con motivo de IV Centenario de la edición príncipe de la Primera parte de El Quijote, publicado en 2005 bajo el título El Quijote en las Bibliotecas Universitarias Españolas, elaborado por el Grupo de Trabajo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN, del que forma parte la Biblioteca de la Universidad Pontificia Comillas.
La muestra recoge distintas revisiones del texto del Quijote, entre las que destaca la realizada por la Real Academia para la edición de 1780, para la que había decidido “hacer una impresión correcta y magnífica”, habida cuenta de las numerosas ediciones en las que no se había cuidado la fidelidad al texto original, para lo que se recurrirá al texto de la segunda impresión de la edición príncipe de 1605 para la Primera parte, y al de la edición valenciana de Patricio Mey de 1616 para la Segunda, sin olvidar los de las ediciones de Londres de 1730 y de La Haya de 1744. De igual forma, se exponen ediciones comentadas, con notas y aclaraciones al texto de Cervantes, así como adaptaciones a distintos tipos de lector, como jóvenes o desconocedores del vocabulario del castellano del siglo XVII.
También se han seleccionado dos impresos cuya tipología obedece a la publicidad realizada por dos editores de nuevas ediciones del Quijote, son prospectos de suscripción, uno del siglo XVII, para un Quijote en dozavo de la Imprenta Real, y el otro del siglo XIX, para el Quijote de López Fabra. En ambos se explican las características de la obra que se va a adquirir mediante suscripción, plazos, precios, formato, tipografía, papel, ilustraciones, encuadernación y cualquier otra información de interés para el lector que, además, tendrá la posibilidad de ver su nombre impreso en la Lista de suscriptores que se incluirá en uno de los volúmenes del Quijote adquirido.
Se han tenido en cuenta los datos propios de cada ejemplar seleccionado del Quijote, como el tipo de encuadernación y los antiguos poseedores, que les confiere a cada uno un carácter único. Así, podemos ver Quijotes encuadernados en pergamino, piel –pasta española, pasta valenciana o tafilete-, tela o cartón; en diversos estilos: a la holandesa, a la catedral, imperio, editorial, gofrado, con hierros dorados o con cromolitografías; con la firma de los encuadernadores o sin ella.
En cuanto a las procedencias, encontramos exlibris de Juan Madrazo Escalera, José del Ojo y Gómez, de la Librería del Cabildo de la Ciudad de Orduña o de la Condesa de Bornos; y sellos de la Biblioteca del Seminario Menor o la de los Padres de la Compañía de Jesús, o sellos de diferentes puntos del país como de la Residencia de la Compañía de Jesús de Badajoz o de la Biblioteca de la Facultad de Teología de Oña.