El padre Pantoja se dedicó entonces a estudiar y practicar el mandarín pequinés, con tanto éxito que mereció la alabanza del padre Ricci: “En Pekín el P. Pantoja aprendió en breve tiempo a hablar la lengua china, y, con varios maestros que tomó, aprendió también muchos caracteres, pudiendo ya leer libros de este país; y empezó a tratar con todos.”
En uno de los pabellones de la Ciudad Prohibida (el palacio imperial) pusieron el clavicordio que Ricci regaló al emperador, y fue el mismo Pantoja quien enseño a tocarlo a los músicos del palacio.
El padre Pantoja fue un discípulo aprovechado del padre Cattaneo en sus lecciones de música, y experto ya en la correcta pronunciación tonal de la lengua, y fue el primero que fijó sus cinco tonos según la notación musical. Así lo aseveró el famoso jesuita Atanasio Kircher (1602-1680), científico del siglo XVII europeo.
El 9 de marzo de 1602, Diego de Pantoja escribió una carta a Luis de Guzmán, Provincial de Toledo, narrándole sus impresiones sobre los chinos, su cultura y costumbres, las grandes dimensiones greográficas de China, sus industrias y productos, sus plantas medicinales. “...Cera mucha y muy buena, que aquí en Pequín compramos para el servicio del altar, un real y un cuartillo cada libra; y las libras de aquí son mayores que las nuestras, porque tienen diez y seys ducados de plata de peso cada una.”
Pantoja subrayó que en la calcografía china “todo lo que está en piedra lo pasan al papel..., de modo que las líneas y los caracteres salen blancos, y todo el resto en negro.”
Relató también que cuando los mandarines ilustres eran llevados en litera por calles de mucho tráfago y con gran estruendo, la gente tenía que retirarse, e huían “hasta perros”. Observó como cosa nueva, el uso de las tarjetas de visita con nombres propios impresos, que los pequineses se cambiaban cerimoniosamente.
A principios de 1608 los padres Ricci y Pantoja fueron llamados por el emperador Wan Li que les encargó doce mapamundis, cada uno sobre seis tablas en forma de biombo, midiendo cada tabla “de un brazo de largo y de dos o más de ancho”, que terminaron en un mes. Pantoja describió la admiración de los mandarines pequineses ante uno de los grandes mapas, con los nombres geográficos en chino, que y Ricci dibujaron: “... Vian un mapa muy hermoso y grande que traíamos declarámosles cómo el mundo era grande, a quien ellos tenían por tan pequeño, que en todo él no imaginaban abía otro tanto como su reyno. Y mirábánse unos a otros diziendo: -No somos tan grandes como imaginábamos, pues aquí muestran que nuestro reyno, comparado con el mundo es como un grano de arroz, comparado con un montón grande”.
Durante el primer decenio del siglo XVII, Ricci y Pantoja atendían a los mandatos del emperador, visitaban a los mandarines notables, y aumentaban sus amistades. Pero su actividad principal fue promover el cristianismo, dando la catequesis a hombres y mujeres de Pekín. También escribieron varios libros para dar a conocer tanto la ciencia europea como la religión cristiana.
En 1607 llegó a Pekín el padre Sabatino De Ursis (1575-1620), especializado en astronomía e hidraúlica. El padre Ricci, nombrado superior de la Misión de China desde 1597, nombró al nuevo misionero, superior de la residencia de Pekín, mientras al padre Pantoja se le confiaba el trato con los mandarines del palacio imperial.
El 3 de mayo de 1610 Ricci enfermó, muriendo 8 días más tarde, el 11 de mayo, a las siete de la tarde. Durante los tres días siguientes hubo una gran afluencia de cristianos y de mandarines que acudieron a dar el pésame a los padres De Ursis y Pantoja.
Los funerales del padre Ricci se celebraron del 15 al 18 de mayo. Su cadáver se metió en un gran ataúd de madera perdurante, y se depositó en la residencia hasta que pudiera decidirse dónde y cuándo enterrarlo.
La selección bibliográfica de este bloque muestra la dimensión del hombre como ser espiritual y su relación con la historia, el conocimiento y la ciencia. Hemos destacado los mapas que ilustran la nueva extensión que tomará el mundo desde ese momento para el pueblo chino. Igualmente, se muestran ilustraciones con escenas de la vida cotidiana.