Aumenta la desigualdad de rentas en países desarrollados
Un estudio de la Cátedra CaixaBank de Economía Sostenible de Comillas apuesta por una adecuada educación financiera
El estudio afirma que el sector financiero tiene un papel fundamental en la reducción de la desigualdad si se acompaña de políticas de educación financiera
3 de octubre de 2022
En el Día Internacional de la Educación Financiera, la Cátedra CaixaBank de Economía Sostenible de Comillas acaba de dar a conocer los resultados de un informe en el que se asegura que el efecto conjunto de la inclusión financiera y la educación financiera mitiga la desigualdad de rentas. “En los últimos años la desigualdad de rentas se agudiza en muchos países desarrollados”, explica Elisa Aracil, directora de la cátedra que ha elaborado el estudio.
La solución, según el informe –que utiliza datos abiertos de las bases de datos de Banco Mundial y de S&P–, es hacer que aumente la igualdad de oportunidades a través de la educación financiera, que debe complementar el avance de la inclusión financiera para conseguir un impacto en la reducción de la desigualdad de rentas, tal como especifica el ODS 10. “Tanto la desigualdad de rentas como las trampas de desigualdad, es decir, las condiciones exógenas que perpetúan la desigualdad intergeneracional, pueden mitigarse fomentando la igualdad de oportunidades”, señala Aracil.
Además, el acceso a servicios financieros básicos puede mitigar esa desigualdad entre grupos de población. Sin embargo, a pesar de los avances en inclusión financiera o bancarización de la población, la desigualdad de rentas sigue siendo un gran reto social.
El estudio recuerda que en España y Portugal se considera educado financieramente al 49% y 26% de la población adulta sobre cuatro conceptos financieros (inflación, riesgo, diversificación e interés compuesto). También apunta a que la banca comercial tiene un papel fundamental en la promoción de la igualdad de oportunidades, puesto que canaliza la financiación necesaria para invertir en capital humano (salud y educación en particular).
El desafío consiste en proporcionar de forma extensiva el acceso a los servicios financieros básicos a la par que una adecuada educación financiera garantice el uso adecuado de los mismos. Se trata por tanto de asegurar un nivel de educación financiera suficiente para entender el alcance de los productos de crédito, ahorro, pagos, y otros productos de gestión de riesgos y así facilitar una asignación eficiente de recursos y un desarrollo inclusivo, sin dejar a nadie atrás.
“Estos resultados presentan importantes implicaciones académicas y de gestión de las entidades financieras y los poderes públicos. En particular, sugieren que el sector financiero tiene un papel fundamental en la reducción de la desigualdad si se acompaña de políticas de educación financiera”, dice Aracil.
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