Comunidades energéticas contra la pobreza
La Cátedra de Energía y pobreza organizó un seminario que analizó el papel de la comunidades energéticas en España
Los ponentes denunciaron la falta de recursos energéticos del mundo rural y defendieron la necesidad de las comunidades energéticas
12 de julio de 2023
Está a punto de aprobarse un proyecto de Decreto Ley sobre comunidades energéticas que transpondrá la normativa europea sobre comunidades energéticas a la legislación española. Por eso, la Cátedra de Energía y Pobreza de la universidad organizó el seminario interdisciplinar “Iniciativas locales contra la pobreza energética”, en el que se habló sobre iniciativas concretas que diversas comunidades energéticas están llevando a cabo en Álava, Valencia y Sevilla. “Llevamos a cabo un diálogo sobre buenas prácticas, ideas que se puedan plantear, nuevas formas de trabajar y las dificultades y cómo estas iniciativas están superando las dificultades que se presentan”, aseguró Efraim Centeno, director de la cátedra.
Todos los ponentes coincidieron en que “estamos en un modelo de cambio que debe poner a la persona en el centro” y al principio del movimiento social de las comunidades energéticas. Macarena Luque, del Ayuntamiento de Sevilla y de la comunidad energética Torreblanca Ilumina, cree que estas comunidades son una oportunidad para la gente más desfavorecida y defendió “el empoderamiento de la ciudadanía y poner a las personas en el centro, ya que eso es lo que generará cambios”.
Por su parte, Raúl Contreras, de la consultora de innovación social Nitúa, que participa en la comunidad energética de Aras de los Olmos, en Valencia, denunció la falta de recursos energéticos del mundo rural, y que muchos pueblos están desconectados y con frecuentes apagones. “Fue el pueblo quien cableó la localidad y ahora ese cable es propiedad de los que allí viven y eso les ha permitido lanzarse a un proyecto de generación energética”. También Iván del Caz, de la comunidad energética de Olábarri (Álava), se refirió al mundo rural, “con el que estamos conectados”, y a que “la mejor energía es la que no usamos”. Insistió en que vivimos en una miopía económica dirigida a maximizar los beneficios y “todas las empresas deberían plantearse cómo se gana dinero, sin sacrificar a las personas ni al planeta”.
La jornada también contó con la presencia de representantes de A+Personas, una asociación con la que la Cátedra de Energía y Pobreza colabora impartiendo cursos de gestión energética.
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