El papa insiste en un pacto global por el clima

En múltiples ocasiones, el papa Francisco ha pedido a los dirigentes mundiales hacer algo para frenar la cada vez más cercana catástrofe climática, y que haya acuerdos para detener el calentamiento global mediante la eliminación de los combustibles fósiles. La última fue durante la celebración de la COP28 el pasado diciembre, a la que finalmente no pudo acudir por problemas de salud. “El futuro de todos nosotros depende del presente que ahora elegimos”, dijo el pontífice. “La destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios”.

Jesús Sánchez-Camacho, director de la Unidad de Ecología Integral de Comillas, recordaba, en un reciente artículo en The Conversation, que ha tenido un alto impacto con más de 14.000 visualizaciones y que se ha reproducido en medios de varios países, la necesidad imperiosa de reducir el 43% de las emisiones de dióxido de carbono para 2030 respecto a los niveles de 2019, y el 84 % para 2050. Y resaltaba el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en el que se aboga por transformaciones sistémicas del sector de la energía, la industria, la edificación, la agricultura y la silvicultura.

Además, Sánchez-Camacho destaca “la puesta en marcha de un fondo de pérdidas y daños para compensar a los países más vulnerables al cambio climático”, y la intención de transitar hacia el fin de los combustibles fósiles, porque “es la primera vez que esta última medida se aprueba en una cumbre del clima”. Por eso, también apuesta por exigir un plan de acción decisivo hacia una ecología integral, un concepto formulado por el papa en la Encíclica Laudato si’, que se complementa con el documento Sobre el cuidado de la casa común, “que profundizó en las implicaciones antropológicas, sociales y espirituales de la interacción del ser humano con su realidad medioambiental”.

El papa ha colocado la defensa del medio ambiente en un lugar muy destacado en sus diez años de pontificado. En el mensaje a los delegados de la COP28 les insistió en que "es esencial que haya un avance que no sea un cambio parcial de rumbo", que “demuestre una voluntad política clara y tangible que pueda conducir a una aceleración decisiva de la transición ecológica”. Y les recordó que “la brecha entre unos pocos opulentos y las masas de pobres nunca ha sido tan abismal”, por lo que pidió la condonación de la deuda de los países pobres, que son menos responsables de los gases de efecto invernadero, pero sufren más que los países avanzados.