El verdadero significado del perdón y la reconciliación

Comillas ha acogido el II Foro sobre el Perdón y la Reconciliación, que ha organizado el Instituto de Espiritualidad de la universidad en colaboración con la Oficina de la Conferencia Episcopal. En palabras de Fernando Millán, director del Instituto de Espiritualidad, el foro ha sido “un ámbito estupendo de reflexión acerca del perdón y la reconciliación, algo tan necesario en un mundo roto en tantos ámbitos”.

El encuentro partió de diversas experiencias, como el martirio o el terrorismo, y se intentó descubrir el valor del perdón, su significado más profundo y, lo que quizás sea más importante, “intentamos lanzar el mensaje de que el perdón y la reconciliación son posibles”, asegura Millán.

Uno de los platos fuertes de la jornada fue la conferencia de Mar Álvarez, psiquiatra infanto-juvenil del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Bajo el título de “El poder terapéutico del perdón”, Álvarez abordó el proceso de perdón entregado y recibido, y puso en evidencia cuánto nos estamos perdiendo cuando no experimentamos darlo. “Si el resentimiento aísla y endurece, el perdón nos vincula y libera, y permite adquirir mayor conciencia”.  Para la doctora, este camino no es fácil y podemos quedar atrapados el bucle del rencor, “donde fácilmente se pasa de víctima a victimista, y donde nos replegamos con referencias que solo apuntan a uno mismo”.

Para Álvarez, el proceso del perdón exige una extraordinaria fortaleza y “una apertura trascendental que invita a recorrer el camino contrario a lo que se siente, pero que provoca un profundo cambio interior”.

El decano de la Facultad de Teología, Francisco Ramírez SJ, también tuvo unas palabras recordando a Aristóteles y otros filósofos clásicos, para quienes el perdón no es una virtud, al contrario, “la virtud estaría en la venganza como un modo de restaurar el honor y la justicia”. Sin embargo, en la reflexión actual, “el perdón no solo restaura una relación, víctima-victimario, sino que restaura a la misma víctima, la libera de lo que los clásicos llamarían la ‘ira’, y otros sentimientos asociados con el daño sufrido”.