Juicio al responsable de la muerte de Ellacuría
Se inicia el juicio en España para aclarar la muerte del jesuita Ignacio Ellacuría en 1989
Ellacuría quisoahondar en la posibilidad de un proceso de diálogo y de paz en medio de un conflicto bélico
10 de junio de 2020
La muerte el 16 de noviembre de 1989 del jesuita Ignacio Ellacuría en El Salvador conmocionó a la opinión pública española, no solo por la manera en la que fue asesinado, sino porque con él desaparecía una de las figuras más importantes en la lucha por la reconciliación. Ahora, casi 31 años después de aquel episodio, la Audiencia Nacional sienta en el banquillo al ex coronel y ex viceministro de Defensa salvadoreño Inocente Montano, acusado del asesinato del jesuita y cinco compañeros más, y por lo que se le piden 150 años de cárcel.
En el momento de su muerte, Ellacuría era rector de la Universidad Centroamericana (UCA) y conocido por ser ideólogo de la Teoría de la Liberación. El jesuita, filósofo y teólogo llegó al país en 1967, en un periodo de grandes convulsiones políticas y sociales, que se mantuvieron hasta la década de 1980, y en cuya comprensión Ellacuría quiso profundizar, ahondando en la posibilidad de un proceso de diálogo y de paz en medio de un conflicto bélico. Según la Fiscalía, “los jesuitas, especialmente Ignacio Ellacuría, habían asumido el liderazgo” para negociar una salida dialogada al conflicto armado. Además, “Ellacuría era el único intermediario que hablaba con todas las partes y actuaba de puente entre el presidente (Alfredo) Cristiani y los rebeldes”, lo que lo convirtió en “objetivo de los militantes de la extrema derecha”, que culpaban a la Iglesia de formar parte “de una conspiración comunista internacional”.
Para Alberto Ares, SJ, director del Instituto de Estudios sobre Migraciones de la universidad, Ellacuría “repensó completamente la función social de la universidad: afirmó que la universidad debía ser una institución que entrara decididamente en el interior de los procesos históricos de transformación, y que aportase elementos para entender la realidad y para transformarla, todo ello “universitariamente”.
“Los mártires de la UCA eran personas de conciencia, que no se dejaron engatusar ni neutralizar por el poder, y eligieron responder al “deber” escuchando la voz de la verdad y sus exigencias. Vivir así claro que tiene consecuencias”, escribía recientemente el rector de Comillas, Julio L. Martínez, SJ, en un artículo en ABC. Ares agrega que su legado es “la defensa de las mayorías populares y los pueblos oprimidos. Una lucha por la justicia que brota de la fe y de la relación personal con el Dios de la vida, de la misericordia y de la paz”.
A decir de muchos que han estudiado sus ideas, la aportación del jesuita asesinado “constituye un magnífico corpus de filosofía política acerca del problema de la reconciliación”. Su discurso se basaba en siete conceptos clave, a lo largo de los cuales se va desarrollando dinámicamente el proceso que va de la «violencia estructural» a la «paz verdadera»: conflicto, violencia, causa, diálogo, pacificación, paz, reconciliación.
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