Rosa María Anta Torío, pionera en Comillas
Su llegada marcó el inicio de la integración de la mujer en la plantilla de Comillas
Rosa María Anta, segunda por la izquierda, junto a sus compañeras.
3 de marzo de 2025
En una época en la que la Universidad Pontificia Comillas era un espacio predominantemente masculino, Rosa María Anta Torío se convirtió en una de las primeras mujeres en formar parte del Personal de Administración y Servicios (PAS). Su llegada en 1969 marcó el inicio de una trayectoria de 40 años en la institución, en la que pasó de ser telefonista a ocupar el puesto de conserje mayor de información. "Entré en Comillas con 24 años y la universidad se convirtió en toda mi vida laboral durante cuatro décadas", recuerda Rosa con emoción.
Sus comienzos no fueron sencillos. "Al principio estaba un poco nerviosa, pero todos allí me facilitaron mucho las cosas, empezando por el hermano Abilio, el oficial mayor de la universidad, toda una institución por aquel entonces", comenta. Además, destaca la importancia de haber entrado junto a otras cuatro telefonistas: "Así por lo menos no era tanto el impacto de encontrarse una mujer sola entre gente desconocida".
En aquella época, trabajar en Comillas significaba adaptarse a un mundo mayoritariamente masculino. "Los empleados del PAS eran todos hombres. No había ni secretarias, eran todos secretarios", explica. Incluso la rutina diaria tenía limitaciones por género: "No podíamos ir a la cafetería, solo iban los hombres, porque no estaba bien visto que fuéramos nosotras. Teníamos que pedir que nos trajeran un café". Afortunadamente, las cosas fueron cambiando con el tiempo.
A lo largo de su carrera, Rosa trabajó bajo el liderazgo de varios rectores, entre ellos el padre Díaz Moreno, quien incluso viajó a su pueblo en Zamora para oficiar su boda. También recuerda con especial cariño su paso de telefonista a conserje mayor de información, un puesto de responsabilidad que fue un reto, pero que asumió con dedicación. "Fuí la primera mujer en ocupar un puesto de responsabilidad", comenta con orgullo.
Durante su trayectoria, la sociedad y la universidad evolucionaron notablemente. "Cuando empecé, las mujeres éramos principalmente telefonistas o secretarias. Ver a mujeres en puestos de responsabilidad era raro", explica. Con el tiempo, esto cambió y empezaron a verse más mujeres en diferentes áreas y niveles de la universidad.
Rosa recuerda con emoción los momentos en los que personalidades importantes visitaron Comillas. "El padre general Peter Hans Kolvenbach vino en varias ocasiones y la reina Sofía estuvo también en una visita. Además, se organizaban conciertos en los patios con grupos famosos de la época".
Cuando le preguntamos por su momento más satisfactorio, destaca con emoción la entrega de la placa por sus 25 años en la institución, así como la de sus 40 años, aunque esta última coincidió con su despedida por jubilación. "Me hizo mucha ilusión porque significaba el reconocimiento a toda una vida dedicada a Comillas".
En cuanto a su mayor aprendizaje, Rosa resalta la importancia del trato con el público y el contacto diario con alumnos y profesores: "Siempre he tratado de hacerlo con muchísimo cariño". Además, recuerda los desafíos de la conciliación laboral y familiar: "En aquella época trabajar y tener niños era complicado, pero salí adelante como tantas otras mujeres".
Para las mujeres que inician su carrera en Comillas, su consejo es claro: "cada persona debe dar lo mejor de sí misma, da igual que sea hombre o mujer. Lo que importa es desempeñar bien su labor". Y sobre la igualdad en el entorno laboral, concluye: "Lo importante es que no exista solamente el Día de la Mujer, sino que el Día de la Mujer sea todos los días".
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