Última lección del profesor Pedro Rodríguez Panizo
El profesor de la Facultad de Teología pronunció sus palabras de despedida, antes de su inminente jubilación, apelando al lirismo de la vida cristiana
30 de abril de 2025
El profesor de la Facultad de Teología (Comillas CIHS), Pedro Rodríguez Panizo, ofreció su Última Lectio antes de jubilarse en un emotivo acto celebrado en el campus de Cantoblanco y en el que estuvo acompañado por el rector de la universidad, Antonio Allende SJ, y por el decano de la facultad, Ángel Cordovilla. Bajo el título “Del sentimiento lírico de la vida cristiana”, Rodríguez Panizo recordó sus inicios en la universidad, haciendo alusión al tiempo “que no hay barranco que lo detenga” y agradeciendo a la facultad haber sido “hogar fraterno donde pensar la fe y el mundo sin agobios ideológicos y en paz, en un clima de compañerismo y ánimo, de elevación moral y entrega total a la tarea teológica que me ha estructurado como creyente”.
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Durante su último logos, el profesor destacó la existencia de “una comunidad de maestros mayores, muchos de los cuales ya no están entre nosotros, de coetáneos y de jóvenes que toman el testigo de esta maravillosa traditio y nos llenan de esperanza, pues esta herencia admirable no se interrumpe”. También señaló que la comunidad teológica de Comillas “vive instalada en la actitud humilde de la búsqueda de la verdad, que nunca ha olvidado el ideal de la Teología, por el que siempre hay que comenzar y debe acompañar todo el quehacer que implica su ejercicio: la visión responsable de la fe”.
Metido ya en materia, Rodríguez Panizo profundizó en la fenomenología como el fundamento desde el que acercarse a la Teología: “Sin una meditación constante sobre la conversión a la que en todos los órdenes invita el Dios trino, la Teología corre el riesgo de deslizarse hacia una mera ciencia de la religión del cristianismo, llena de erudición y de datos fascinantes, peor que, como recordaba Karl Rahner en las páginas iniciales del Curso fundamental sobre la fe, se impide el viaje hacia la experiencia y el saber originarios que permiten comprender los conceptos teológicos desde la profundidad de la existencia”, anotó.
El docente también apeló a la falta de lirismo, tanto en la vida como en la fe. “Cuando los acontecimientos que nos advienen no son meros problemas (objetos), ni siquiera enigmas, sino verdaderos misterios, como la muerte, el amor, la libertad, el mal, la verdad, la desdicha, el tiempo, la vida humana, la dicha, Dios: entonces, la reconfiguración de todos nuestros posibles por la sacudida de nuestro presente es de tal calibre que nos afecta hasta la entraña de nuestro ser, y se revela como lo inabarcable, lo que no se puede poseer, ni dominar ni controlar, lo que nos tiene más bien a nosotros y siempre será misterio”, reconoció.
Para finalizar, reconoció que la investigación es una tarea maravillosa que espera “seguir cultivando con renovada ilusión”: “Seguiré leyendo con devoción vuestros trabajos y animándoos con todas mis fuerzas en este quehacer de la teología capaz de llenar cuantas vidas tuviéramos”.
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